jueves, 1 de abril de 2010

PASAR DESAPERCIBIDOS

Conozco a una persona que nunca destacó por nada especial.
Nunca escribió un diario, ni una canción (la verdad es que a penas sabía escribir).
Nunca tuvo un trabajo importante, ni curioso, ni llamativo.
No tenía una gran influencia sobre nadie en particular. No sentaba cátedra cuando hablaba ni se podría decir que tenía grandes ideas.

Seguramente por todo esto, no escuchó muchos elogios en su vida.
Sin embargo a mí me parece una de las mejores personas que jamás he conocido.
Desde mi punto de vista, se merece muchos elogios, porque dedicó su vida a los demás, pero sin que nadie se diera cuenta (como dice una amiga mía, andaba con zapatillas, para que no se le oyera).
Su trabajo consistía en lavar la ropa de toda la familia ("toda"), por supuesto sin lavadora. Nada llamativo, ¿verdad?, pero lo hizo durante muchísimos años, con alegría, con agradecimiento, con cariño hacia los suyos.
Quedó callada, cuando su marido decidió ir a Brasil a probar suerte, y la dejó con cinco hijos a su cargo. Durante cinco años estuvo cuidando, alimentando, amando a esos hijos, esperando la llegada de su amado esposo.

Estaba siempre que alguien la necesitaba, porque a cumplida no había quien la ganase. Y lo hacía siempre con gusto.
Era una persona sencilla, práctica, conciliadora, respetuosa... y que pasaba siempre desapercibida. Hacía lo imposible para que nadie se molestase por algo.
Pobre durante toda su vida, porque cuando pilló algo por la herencia de una hija fallecida, lo repartió.
No era perfecta, pero sus "cosillas" ahora las recuerdo con ternura, y con una sonrisa en mis labios.

Hay personas, como mi abuela, que pasan desapercibidas. Puede que incluso las tilden de aburridas. Son personas que no buscan aplausos, sino hacer felices a aquellos que les rodean.

En Psicología esto sería un error, ya que uno tiene que crear su propio espacio, su propio terrenito de placer personal.
No digo que esto sea mentira, pero admiro a las personas que renuncian incluso a ese terrenito para que lo pueda tener el de al lado.

Yo, como mi abuela, no quiero elogios, no quiero aplausos. No quiero destacar en nada. Pero me gustaría, con el tiempo, llegar a ser una buena persona, como ella lo fué.

4 comentarios:

  1. ¿Quién dice que no lo eres ya?
    Pocas personas he conocido como tú; con tus defectos (muchos) y tus virtudes (mas) pero con un corazón gigantesco y noble.
    No escribo esto para soltarte piropos gratuitamente, porque ni los necesitas, ni, seguramente, los querrás. Solo lo hago para que sepas que, si alguien hace una entrada en su blog tan hermosa como la que acabas de hacer tú, es porque debe ser una gran persona.
    No te aplaudo, no quiero hacerte destacar. Pero sí quisiera que sepas que, a lo largo de mi vida, poca (muy poca) gente me han dado tanto a cambio de tan poco.

    Cuídate mucho, amiga.

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  2. ¡Que preciosidad de texto Trini!

    Veo que, a parte del gusto por la lectura, tenemos en común el de la escritura. Te sigo y me iré poniendo al día con tus entradas.

    Un abrazo enorme y me alegro de haber descubierto tu riconcito.

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  3. Ya son tres los comentarios que realizo de este entrañable texto, cada uno diferente del otro dependiendo del estado de ánimo que hoy es el que es.
    Desde el domingo mamá,tu abuela, está acompañada por un ángel más, uno muy especial para nostros.
    Gracias por recordarnos a la persona tan extraordinaria que tuvimos la suerte de tener como madre y como abuela.
    Besos.

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  4. Es que no puedo dejar de recordarla.
    Yo también pensé que nuestra princesa iba a ser acogida por los brazos de su bisabuela.

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