Hay muchos agentes cancerígenos agazapados en la conciencia. Mencionaré tres: la falta de autoestima, el sentimiento de culpabilidad (y el de dependencia, que se deriva de él) y el miedo a la libertad (o a la ebriedad del éxtasis). Decía Jung, en relación con éste último, que “la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir.”
Fernando Sánchez Dragó
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