Soy un soplo de viento y una sombra que pasa. Pensamiento feliz que ya en sí mismo reduce el volumen de mis problemas y rebaja la altura artificial del trono de mi pretendida realeza. Se desinfla el globo de mi autoimportancia. ¿Qué puede haber más ligero y alegre que un soplo de viento y una sombra voladora? Disfrutaré mucho más de las cosas cuando no se me peguen, y bailaré con más alegría mi vida cuando se aligere su peso. No soy yo quien ha de resolver todos los problemas del mundo y deshacer los entuertos de la sociedad moderna. Seguiré adelante, haciendo todo lo que pueda en cada ocasión, pero sin la seriedad imposible de ser el redentor de todos los males y el salvador de la humanidad. Ese papel no es el mío. Yo soy soplo de viento y sombra que pasa. Dejadme pasar, dejadme volar, y que mi presencia pasajera traiga un instante de descanso a todos a los que salude con gesto de buena voluntad en un mundo lleno de dolor.
Carlos G. Vallés
Sólo encuentro una manera de volver a encontrar la serenidad y la paz interior que siento que he perdido, y es volviendo a ser humilde.
Sólo reconociendo mi propia debilidad, aceptándola y manifestándola pacificaré mi mente. Reconozco mis defectos y quiero volver a la sencillez y a la inocencia de la niña que todavía vive en mí. Eso me da alegría.Quiero volver a ser inofensiva y amiga ante todos los hombres, y así lo vean ellos y me admitan en su confianza y su amistad.
Entrada rescatada de mi antiguo blog